Cuando llega esta época del año, muchas personas se plantean cómo bajar los kilos de más. La pérdida de peso suele convertirse no sólo en un asunto estético sino también en una cuestión relacionada con la calidad de vida y la salud física.
Para reducir peso es necesario llevar a cabo una dieta sana y equilibrada con la adquisición de nuevos hábitos saludables, entre ellos el consumo de frutas y verduras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras. Las frutas y verduras constituyen una importante fuente de micronutrientes, vitaminas y minerales, sustancias fitoquímicas y fibra. Gracias a sus propiedades antioxidantes, combaten el estrés oxidativo celular.
Las frutas y hortalizas de color amarillento, anaranjado y rojo, como los tomates, la zanahoria, los duraznos o el mango son ricas en carotenoides y son antioxidantes muy efectivos.
En tanto que las frutas y verduras azules oscuros o púrpuras, como la frambuesa, cereza, mora azul, uva azul y negra, y verduras como la berenjena, la remolacha y el pimiento son ricos en antocianinas con importantes efectos beneficiosos para el organismo por su actividad antioxidante. Las antocianinas, contribuyen, además, a reforzar el sistema inmune.
El consumo de frutos rojos, preferentemente los arándanos y en concentraciones fáciles de ingerir, tienen una fuerte incidencia en la prevención de infecciones del aparato urinario como por ejemplo la cistitis.
Las verduras de hoja verde, como acelga, espinaca o lechuga, son especialmente ricas en acido fólico (vitamina B9), que interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y la formación de anticuerpos del sistema inmunológico. Mientras que los cítricos, kiwis, fresas y pimientos son ricos en vitamina C.
Todos los alimentos mencionados son ricos en fibra, lo que contribuye a reducir el colesterol sanguíneo, combaten el estreñimiento (en combinación con una adecuada ingesta de agua por día) y ayudan a prevenir el cáncer de colon y la diabetes, entre otras patologías.
Cuando una persona ingiere más calorías de las que su cuerpo quema, las calorías sobrantes se almacenan en forma de grasa. Con el tiempo, este exceso de grasa corporal, sumado en muchos casos a una mala conducta alimentaria, suponen un efecto negativo sobre la salud de la persona.
Para reducir peso es necesario llevar a cabo una dieta sana y equilibrada con la adquisición de nuevos hábitos saludables, entre ellos el consumo de frutas y verduras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras. Las frutas y verduras constituyen una importante fuente de micronutrientes, vitaminas y minerales, sustancias fitoquímicas y fibra. Gracias a sus propiedades antioxidantes, combaten el estrés oxidativo celular.
Las frutas y hortalizas de color amarillento, anaranjado y rojo, como los tomates, la zanahoria, los duraznos o el mango son ricas en carotenoides y son antioxidantes muy efectivos.
En tanto que las frutas y verduras azules oscuros o púrpuras, como la frambuesa, cereza, mora azul, uva azul y negra, y verduras como la berenjena, la remolacha y el pimiento son ricos en antocianinas con importantes efectos beneficiosos para el organismo por su actividad antioxidante. Las antocianinas, contribuyen, además, a reforzar el sistema inmune.
El consumo de frutos rojos, preferentemente los arándanos y en concentraciones fáciles de ingerir, tienen una fuerte incidencia en la prevención de infecciones del aparato urinario como por ejemplo la cistitis.
Las verduras de hoja verde, como acelga, espinaca o lechuga, son especialmente ricas en acido fólico (vitamina B9), que interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y la formación de anticuerpos del sistema inmunológico. Mientras que los cítricos, kiwis, fresas y pimientos son ricos en vitamina C.
Todos los alimentos mencionados son ricos en fibra, lo que contribuye a reducir el colesterol sanguíneo, combaten el estreñimiento (en combinación con una adecuada ingesta de agua por día) y ayudan a prevenir el cáncer de colon y la diabetes, entre otras patologías.
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