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La falta de sueño podría provocar ganas de comer, sugiere un pequeño estudio. La privación del sueño parece fomentar los niveles de una sustancia que hace que comer resulte más placentero, de forma similar que los efectos de la marihuana, señalaron investigadores de la Universidad de Chicago.
"Hallamos que la restricción del sueño aumenta una señal que podría incrementar el aspecto hedonista de la ingesta de comida, el placer y la satisfacción que se derivan de comer", comentó en un comunicado de prensa de la universidad Erin Hanlon, asociada de investigación en endocrinología, diabetes y metabolismo.
Investigaciones anteriores han vinculado la falta de sueño con comer de más, con elegir comida malsana y con el aumento de peso, pero los motivos de la conexión no estaban claros, explicaron los investigadores.
Este estudio encontró que la falta de sueño aumenta los niveles sanguíneos de una sustancia llamada endocannabinoide 2-araquidonilglicerol (2-AG). Aumenta el gozo al comer, en particular refrigerios dulces, salados y grasos, según las notas de respaldo del estudio.
En el estudio, se monitorizó a 14 voluntarios jóvenes y sanos. Los investigadores dieron seguimiento a su hambre y sus hábitos de alimentación en dos periodos: cuatro días en que los participantes durmieron unas 7.5 horas por noche, y cuatro días en que solo durmieron un promedio de 4.2 horas.
Cuando se vieron privados del sueño, los niveles de 2-AG en sangre de los voluntarios subieron y se mantuvieron elevados durante toda la noche. Cuando tuvieron acceso a los refrigerios, no pudieron resistirse a las galletas, los dulces y las papitas, aunque apenas dos horas antes habían consumido una comida que proveyó el 90 por ciento de sus necesidades calóricas diarias. También consumieron el doble de grasa que cuando habían dormido bien de noche, dijeron los investigadores.
Su apetito por los refrigerios malsanos fue más potente a finales de la tarde y principios de la noche, horas del día en que consumir refrigerios se ha vinculado con el aumento de peso, según el estudio, que aparece en la edición del 29 de febrero de la revista Sleep.
"La restricción del sueño parece aumentar al sistema endocannabinoide, el mismo sistema al que se dirige el ingrediente activo de la marihuana, lo que aumenta el deseo de ingerir comida", apuntó Hanlon.
Los hallazgos respaldan a investigaciones anteriores y se aplican a las "condiciones de la vida normal", añadió.
Por ejemplo, "si uno tiene una barra [de dulce] y ha dormido lo suficiente, puede controlar la respuesta natural", explicó Hanlon. "Pero si se ha privado de sueño, el impulso hedónico por ciertos alimentos aumenta, y la capacidad de resistirse podría quedar afectada. Así que es más probable que se la coma. Y si sucede una y otra vez, se aumenta de peso".
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