Los productos lácteos enteros (con toda su grasa) no deben ser consumidos a diario por un adulto, salvo que su actividad física sea realmente muy intensa. No podemos tomar cada día leche o yogures enteros, quesos curados o cremosos, postres lácteos… son grasas con gran tendencia a adherirse a las arterias y a aumentar los niveles de colesterol. Por el contrario, los lácteos descremados sí se pueden tomar todos los días.
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