Los malos hábitos son como una cama calentita en un día frío: entrar no cuesta nada; lo que cuesta es salir.
¿Sientes que algo tiene que cambiar en tu vida ?
¿Lo intentaste muchas veces pero fallaste en cada ocasión?
¿De repente te quedaste sin motivación y renunciaste a tu meta?
Tener sólo la intención a veces no es suficiente para lograr tus metas. Lo que simplemente te hace sentir frustrado de no poder lograrlo.
Pero imagina por un instante que sí lograras cumplir todo lo que te propones sin posponer, imagina que por fin lograras ser constante sin renunciar en la mitad, imagina que gozaras de los resultados que quieres tener de una vez por todas, imagina esa sensación de sentirte bien contigo mismo y tener más confianza en ti, ¿Suena genial?...
Sin duda, abandonar una mala costumbre no es fácil. De hecho, se dice que los malos hábitos son como una cama calentita en un día frío: entrar no cuesta nada; lo que cuesta es salir.
Por eso, ¿cómo conseguimos que la fuerza de la costumbre esté a nuestro favor y no en nuestra contra?
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