De acuerdo a la Mayo Clinic, es posible evitar que la resistencia a la insulina y la prediabetes se conviertan en diabetes con cambios en la dieta y el estilo de vida.
En personas con resistencia a la insulina, las células no responden normalmente a la insulina ni a la glucosa que es el combustible del cuerpo. Como resultado, el cuerpo produce más insulina para superar esta resistencia. Con el tiempo, las células se vuelven más resistentes, y el cuerpo no puede mantener el nivel de producción de insulina, los niveles de glucosa en la sangre se elevan y finalmente se desarrolla la diabetes tipo 2.
Sin embargo, la evolución de pre-diabetes a diabetes tipo 2 con frecuencia puede detenerse. Un estudio extenso conocido como el Diabetes Prevention Program, descubrió que, en adultos mayores de 60 años, ciertos cambios sencillos en el estilo de vida reducían este riesgo de progresión hasta en un 71%. Los participantes que más redujeron su riesgo fueron los que:
- Consumieron menos calorías y disminuyeron el consumo de grasa.
- Hicieron ejercicio equivalente a una caminata diaria de 30 minutos a paso rápido, cinco veces a la semana.
- Perdieron un poco de peso. La meta era perder 7% del peso corporal; por ejemplo, 14 libras para una persona que pesaba 200 libras.
Aparentemente, la causa de la resistencia a la insulina es una combinación de factores genéticos y de estilo de vida. Los factores de riesgo son: estilo de vida sedentario e historia familiar de diabetes. Otro factor de riesgo es pertenecer a uno de los siguientes grupos étnicos: afroamericano, nativo americano, asiático, hispano o isleño del Pacífico. Para aquellas personas que ya presentan resistencia a la insulina, el sobrepeso, especialmente con exceso de grasa alrededor del abdomen es el factor de riesgo que puede modificarse más fácilmente para evitar desarrollar diabetes tipo 2.
Se ha comprobado que varios medicamentos pueden reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Aunque los estudios presentan muchas limitaciones, al parecer la metformina es la que produce mejores resultados. El medicamento es menos efectivo en adultos mayores de 45 años y no se recomienda en pacientes mayores de 60 años. Aún para los adultos jóvenes, la metformina no es tan efectiva como lo son la pérdida de peso y el ejercicio.
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